Desarrollo tecnológico, preferencia cultural y poder militar
La pólvora se inventó alrededor del siglo 4 en China por el alquimista taoísta Ko Hong mientras buscaba un elixir para la inmortalidad. Es la cumbre de la ironía Taoísta que en búsqueda de un elixir para la inmortalidad sólo cosechó una sustancia que acaba la vida abruptamente. No se usaría la pólvora en guerra en China hasta el siglo 10, primera en cohetes incendiarios llamados feihuo (fuego volador), precursor de los proyectiles balísticos intercontinentales de hoy. Las granadas explosivas serían empleadas primero por los ejércitos de la Dinastía Song en 1161 contra Jurchens (Nuzhen), antepasados de los hoy día modernos manchurianos.
En la cultura dinástica China, el uso de armas de fuego en la guerra fue considerado cobarde y por consiguiente no fue explotado por guerreros honorables como auto respeto. Las armas de fuego no se desarrollarían en la China dinástica, no debido a la ausencia de conocimiento, sino porque su uso se había circunscrito culturalmente como no ser apropiado para los verdaderos guerreros.
En la historia del progreso humano, el rechazo intencionado de muchas invenciones tecnológicas es identificable a la preferencia cultural. Ésta es la base para concluir que el militarismo tecnológico del Oeste es de raíces bárbaras y que una civilización construida sobre el poder militar permanece bárbara, lo inverso a la modernidad, a pesar del disfraz de la tecnología.
– Henry CK Liu –