El mundo en que vivimos es más seguro y pacífico que en el pasado

El mundo en que vivimos es más seguro y pacífico que en el pasado

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Si no vives en medio oriente, el mundo actual es más seguro y pacífico que en el pasado. A pesar del bombardeo mediático lleno de episodios atroces, si levantamos la mirada del flash amarillista del noticioso y miramos el pasado en perspectiva, los datos lo confirman.

Así lo muestra esta nota en inglés de Steven Pinker y Andrew Mack en slate.com que analiza series históricas de datos sobre asesinatos, violencias y guerras, acá traducida chapuceramente su conclusión:

Demasiado de nuestra impresión del mundo proviene de una fórmula engañosa de la narración periodística. Reporteros que dan cobertura lujosa a ráfagas de armas, explosiones y videos virales, ajenos a su grado de representatividad y aparentemente inocentes del hecho de que muchos son armados como carnada periodística. Luego viene el aguijoneo de «expertos» con intereses creados en maximizar la impresión de caos: generales, políticos, funcionarios de seguridad, moralistas. Los presentadores de noticias del cable filibustero comentando el evento, tratando desesperadamente de matar el tiempo muerto de la tv. Columnistas de periódicos que instruyen a sus lectores qué emociones sentir.

Hay una mejor manera de entender el mundo. Los comentaristas pueden repasar su historia, no hurgar en Bartlett para una cita de Clausewitz, sino revisando los acontecimientos del pasado para poner a los acontecimientos del presente en un contexto inteligible. Y podrían consultar los conjuntos de datos cuantitativos sobre la violencia están ahora a sólo unos pocos clics de distancia.

Una mirada basada en evidencia sobre el estado actual del mundo traería muchos beneficios. Sería capaz de calibrar nuestras respuestas nacionales e internacionales a la magnitud de los peligros que nos enfrentan. Sería capaz de limitar la influencia de los terroristas, los tiradores escolares, los decapitadores televisados, y otros empresarios de la violencia. Incluso podría disipar presentimiento y encarnar, de nuevo, la esperanza del mundo.