Voto electrónico: el camino a una tecnocracia elitista

Voto electrónico: el camino a una tecnocracia elitista

voto secreto
En 1912 con el voto secreto llegan las últimas horas de la república oligárquica en Argentina

El problema central con el voto electrónico, además de garantizar que el recuento no pueda ser alterado ni intervenido, son las grandes dudas alrededor de cómo garantizar el secreto del voto, algo que en papel resolvió la Ley Saenz Peña hace más de 100 años. Qué mecanismos se utilizan para aislar las radiaciones e impedir adivinar el voto a distancia como se demotrsó en Brasil, Holanda, etc., especialmente en el caso de los sistemas que usan chip RFID.

Muchos, como el de la empresa MSA que implementa en Salta y ganó una licitación a medida en CABA, ni siquiera liberan el código para peritajes independientes. Aunque tampoco auditar el código garantiza su transparencia. Software de altísima exposición como tor, ssl, crypt, kernel y librerías de linux fueron escrutadas durante años porque usuarios/desarrolladores se jugaban la vida en ello pero si embargo aparecieron bugs y puertas traseras explotables recién con filtraciones de Wikileaks y Snowden. ¿Cómo sabemos que no se aprovecharon durante ese tiempo en estos sistemas que dicen ser inviolables sólo por estar basados en linux?

Suponiendo que se audita el código fuente del soft ¿los micros, memorias, etc. quién los fabrica? ¿son de especificaciones abiertas? ¿se puede auditar todo el proceso de fabricación o simplemente las máquinas usan desarrollos extranjeros? Hasta ahora desconozco un procesador donde se pueda determinar con absoluta factibilidad que un «cuelgue» es un error y no una instrucción maliciosa, ya que no hay forma de comprobar lo fabricado contra los planos completos.

¿Cómo se garantiza que no queden rastros de quién emitió el voto? El desarrollo de la computación está basado en dejar rastros para poder comprobar lo ejecutado, todo gira alrededor de la trazabilidad, la máquina necesita memoria para funcionar. ¿Cómo se limpian las memorias y buses para que no queden rastro de las operaciones?

¿Cómo se garantiza que cualquier ciudadano sólo con saber leer números pueda fiscalizar completamente cualquier y todas las partes del proceso? El sistema actual lo garantiza, la corte alemana llegó a la conclusión que con sistemas electrónicos no era viable por lo que lo declaró inconstitucional.

Estoy viendo el desastre del escrutinio de Santa Fe con la boleta única que traía transparencia, rapidez y seriedad y resultó un papelón, y se me aparece el evoto como la misma fruta dorada al calor de los negocios para privatizar el acto electoral.

Partiendo de que fueron espiados jefes de estado de potencias mundiales, y se pudieron infiltrar instalaciones nucleares, no parece la mejor forma el voto electrónico. El secreto del voto es demasiado valioso para cambiarlo por 15 minutos de apuro, que sólo es relevante para las cadenas de noticias y la partidocracia. La mayoría de los mortales se va a dormir y al otro día busca el resultado. Lo relevante no es la rapidez sino la garantía de que es imposible vulnerar la voluntad popular, desde el mismo proceso ni desde agentes externos que interfieran. Por apurarnos en Santa Fe, ahora tenemos datos poco fiables y hay que esperar los 15 días del escrutinio definitivo.

Sin poder asegurar que el voto mediante urna electrónica o mediante el sistema que usa chips RFID para imprimir boletas sea completamente secreto, sus supuestas ventajas automáticamente quedan descartadas. Ni siquiera es necesario demostrar un caso de éxito, con el sólo hecho de esparcir el rumor de manera convincente de que el voto puede ser espiado, ya está influida la tendencia de la elección.

Por otro lado el voto es secreto y universal. Lo de universal implica que cualquiera pueda  votar pero además cerciorarse de que su voto fue efectivamente contabilizado pero secreto. No hay forma para alguien no técnico garantizar que su voto no fue espiado con el evoto, necesita la mediación de un especialista. Justamente lo que se busca evitar con lo de universal.

Implementar un sistema así implica reformar el texto y el espíritu de la Constitución, para volver a un sistema emparentado con el voto calificado, donde una elite vinculada al poder económico y el manejo del estado define quiénes están en condiciones de escrutar una elección.

Más que un avance, parece un retroceso de la república popular a una tecnocracia en busca de cerrar los canales de participación y decisión popular, entregando además el proceso en manos de una empresa que, justamente, viene a lucrar con el acto más elemental de la democracia: votar.