40 años del almuerzo de Borges y Sábato con Videla agradeciendo el genocidio
Cómo les va. Cómo está, señor Presidente, es un gusto conocerlo. Pasen, por favor. Tomen asiento. ¿Qué desean beber, whisky, cognac? Borges, ¿cómo va su gira de conferencias por Estados Unidos? ¿Y usted, Ratti, cómo va marchando la Sociedad de Escritores? Me alegra, Sabato, que coincidamos en las miradas. Como usted dice, la inmensa mayoría de los argentinos rogaba que nuestras Fuerzas Armadas tomaran el poder. Deseaban que se terminara ese vergonzoso gobierno de mafiosos, el de Isabelita. Tiene usted razón, Sabato —el escritor, que había apoyado los golpes del 55 y del 66, asiente—. ¡Pero padre Castellani, cómo se le ocurre preguntarme por Haroldo Conti! ¡Qué puedo saber yo sobre la suerte de ese escritor! Nada. Créame. ¿Antonio Di Benedetto, dijo, además? Desconozco qué ocurre con él, pero prometo averiguarle.
Luego del almuerzo de dos horas, servido en la Casa Rosada en un clima de extraña cordialidad, un edecán acompaña al grupo hasta la salida. Sabato dirá luego: “Puedo decir que con el Presidente hablamos de la cultura en general. Hubo un altísimo grado de respeto mutuo. No incurrimos en la banalidad. (…) Videla es excelente. Se trata de un hombre culto, modesto e inteligente. Me impresionó su cultura.” Borges no quiere ser menos. Declara: Le agradecí personalmente a Videla el golpe de Estado del 24 de marzo que salvó al país de la ignominia.” Pocos meses más tarde viaja a Chile a recibir el Doctorado Honoris Causa en la Universidad andina, y es recibido por Pinochet.
Es Horacio Ratti quien le entrega en mano a Videla una lista de una decena de escritores que se encontraban «a disposición del Poder Ejecutivo». El dictador solo responde que la paz va a volver muy pronto al país. El presidente de la SADE califica a Videla como «un hombre muy comprensivo e inteligente».
Fue el 19 de mayo de 1976. Se cumplen 40 años de ese bochornoso encuentro entre figuras de la cultura y el más cruel gobierno de facto. Mientras tanto, Haroldo Conti continúa desaparecido.