La ventana de 25 años para encaminar nuestro desarrollo
Hoy, a diferencia de los años ’50 del siglo pasado, la potencia hegemónica sigue siendo Estados Unidos, que lo va seguir siendo por un largo período; el comprador principal es China, o el Asia si usted quiere, para lo cual agrego a la India; y los dueños de la infraestructura son casi todos capitales europeos. Esto posibilita un margen de maniobra que nosotros nunca hemos tenido. Ahora, ese margen de maniobra inevitablemente se va a cerrar. Y eso es lo que nos da hoy, estratégicamente, una ventana de oportunidad no mayor de entre 25 y 30 años. ¿Por qué? Por una razón muy sencilla. Porque al final China va a ser co-hegemónico con Estados Unidos. No va a desplazar a Estados Unidos. Porque los chinos no van ni al galope ni al trote, los chinos van al paso con el caballo. Nunca se apresuran. Eso sí, cuando China sea co-hegemónico con Estados Unidos, y le recuerdo que China es hoy el principal tenedor de dólares del mundo, lo que va a hacer China –ya lo está empezando– es comprar la infraestructura de todos los países que le venden cosas. Los chinos van a comprar todo lo que puedan de infraestructura, a cualquier precio, porque el precio no les importa: quieren cambiar un papelito verde (el dólar) que cada año se devalúa más por activos físicos. Y cuando sean co-hegemónicos, cuando sean los dueños de la infraestructura, y sean también el comprador principal, y a su vez intenten comprar también parte de la deuda, nuestro margen de maniobra va a hacer igual a cero. Por todo eso, la ventana de oportunidad para realizar nuestra insubordinación fundante –llegar a ser un país industrial– son los próximos 25 o 30 años. O lo hacemos ahora, en este tiempo estratégico, o tendremos que esperar 100 años.
Dice Marcelo Gullo, que ve a Vaca Muerta como nuestro boleto para ese viaje que necesita, además, de la integración latinoamericana