Assange, la religión laica y la devoción en EEUU
—Obviamente. Pero hay algo simbólico que es muy interesante porque podemos decir que, para los Estados Unidos, la seguridad nacional es sagrada en la misma medida en que la religión lo es para los islamistas radicales.
—Absolutamente, sí. La caída de una religión principal en los Estados Unidos y la ausencia de un monarca han permitido que el hábito humano de la devoción fuera transferido al Estado de la seguridad nacional. Por eso se ven relaciones entre personas con clasificación y personas con autorizaciones de seguridad para clasificar documentos. Es parecido a lo que pasa con el sacerdote y las Sagradas Escrituras: hay una propiedad espiritual que tiene el documento que lo hace sagrado. Le daré un ejemplo que explica claramente que esto es lo que está pasando, que no sólo está relacionado con legalidades y que tiene una dimensión espiritual. Publicamos, como ya sabe, un millón de documentos, muchos de ellos reservados por el gobierno de los Estados Unidos. Esos documentos hoy son públicos, pero a los empleados del gobierno de los Estados Unidos se les ordena no leerlos. No se les permite leerlos a pesar de que son públicos. Tampoco se les permite, si lo desean, disponer de ellos; descargarlos en sus computadoras o mirarlos porque dicen que siguen siendo clasificados aunque son públicos. Por supuesto que esto es absurdo porque son justamente esas personas las que tienen las autorizaciones de seguridad para leerlos, pero a lo que se refieren es a que esos documentos fueron profanados; a que esas Sagradas Escrituras fueron sustraídas de la Iglesia que es el sistema de seguridad nacional y llevadas hasta la población más amplia que las comparte. Ahora se han vuelto profanas, son intocables, y aquellos que son miembros del clero de la seguridad nacional no deben degradarse teniendo contacto con ellas.
Dice Julian Assange en el pasquín del golpista