Uber, inversión extranjera y mercados: instrucciones para globoludos
La salida de Uber confirma lo que ya sabíamos: el mercado chino tiene las suficientes especificidades y los suficientes jugadores fuertes y bien conectados como para convertir en irrealizable la entrada de cualquier competidor extranjero. Si añadimos las condiciones impuestas por su gobierno, el resultado es que un mercado que posee una quinta parte de la población mundial ha conseguido hacerse prácticamente impermeable, un efecto muy posiblemente buscado de manera intencionada: las compañías internacionales siguen invirtiendo y fabricando en China, el país no se cierra a la inversión extranjera ni se aísla del mundo, pero el negocio interno en la mayoría de los sectores sigue quedándoselo en gran medida competidores locales.
La versión moderna de la autarquía es menos autárquica, pero sigue ofreciendo a las compañías chinas una base de mercado sólida en la que triunfar y hacer dinero, para desde ahí plantearse su expansión internacional. Alibaba, Tencent o Baidu son ya auténticos gigantes con una estrategia de expansión internacional claramente diseñada, que pronto nos encontraremos en otros países en un número creciente de industrias, con expertise acumulado en su mercado y recursos suficientes como para sostener largas batallas gracias a unos bolsillos muy bien alimentados por su mercado local.
cuenta Enrique Dans en una nota sobre el abandono por parte de Uber del mercado chino debido a su incapacidad de competir.
Como a todo capital extranjero no es necesario prohibirlo, simplemente regularlo adecuadamente y construir mejores alternativas locales defendiendo lo propio. El camino que, como ahora China, siguieron todos los países que buscan un desarrollo sostenido.