La dirigencia europea y su ideologismo caduco

La dirigencia europea y su ideologismo caduco

Sergei Glaziev, asesor y amigo de Putin cuenta la mirada geopolítica de Rusia sobre la crisis mundial y la salida de guerra europea que planea EEUU

Los cambios estructurales en la economía global van a menudo precedidos de grandes crisis y guerras

El mundo actual está pasando por una superposición de toda una serie de crisis cíclicas. La más grave de ellas es una crisis tecnológica que va asociada con cambios en las longitudes de onda del desarrollo económico. Estamos viviendo un período en el que está cambiando la estructura de la economía. La estructura económica que ha estado impulsando el crecimiento en los últimos treinta años está agotada. Tenemos que hacer una transición a un nuevo sistema de tecnologías. Este tipo de transiciones, por desgracia, siempre ha pasado por una guerra. Así ocurrió en la década de los treinta cuando la Gran Depresión dio paso a una carrera armamentística y después a la II Guerra Mundial. Igual sucedió durante la Guerra Fría, cuando la carrera de armamento en el espacio facilitó la aparición de complejas tecnologías de la información y comunicación que se han convertido en la base de una estructura tecnológica que ha impulsado la economía mundial durante los últimos treinta años. Ahora nos enfrentamos a una crisis similar. El mundo está cambiando a un nuevo sistema tecnológico.

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Washington considera la guerra en Europa como la mejor vía para preservar su hegemonía

Sin embargo, EEUU ha seguido por su camino habitual. Para mantener su dominio mundial está provocando otra guerra en Europa. Una guerra siempre es buena para EEUU. Incluso llaman guerra buena a la II Guerra Mundial que mató a 50 millones de seres en Europa y Rusia. Pero fue buena para ellos porque emergieron de esa guerra como la primera potencia del mundo. La Guerra Fría que terminó en el colapso de la Unión Soviética fue también buena para ellos. Ahora, de nuevo, EEUU quiere mantener su liderazgo a expensas de Europa. Los dirigentes estadounidenses se sienten amenazados por la rápida ascensión de China. El mundo de hoy está cambiando a un nuevo ciclo, esta vez de carácter político. Este ciclo dura siglos y va asociado con las instituciones globales de la economía regulatoria.

Nos estamos moviendo ahora del ciclo estadounidense de acumulación de capital a un ciclo asiático. Esta es otra crisis que está desafiando la hegemonía estadounidense. Para mantener su posición dirigente frente a la competición que supone una China en alza junto a otros países asiáticos, los estadounidenses quieren comenzar una guerra en Europa. Quieren una Europa debilitada, desintegrar Rusia y someter al continente euroasiático entero. Es decir, en vez de una zona de desarrollo desde Lisboa a Vladivostock, que es lo que propone el Presidente Putin, EEUU quiere empezar una guerra caótica en este territorio, enredar a toda Europa en ella, devaluar el capital europeo, cancelar su deuda pública, bajo cuya carga EEUU está ya derrumbándose, cancelar lo que le deben a Europa y a Rusia, someter nuestro espacio económico y establecer controles sobre los recursos del gigante continente euroasiático. Creen que este es el único camino a seguir para mantener su hegemonía y derrotar a China.

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Alemania sigue siendo territorio ocupado

-No debemos confiar en que los líderes europeos actuales vayan a desarrollar una política independiente, debemos trabajar con los líderes europeos de una nueva generación que estén libres del diktatestadounidense. El hecho de que la elite política antisoviética se haya formado en Europa durante los años posteriores a la Guerra Fría les hizo convertirse rápidamente en antirrusos. A pesar de los enormes vínculos económicos y de los inmensos intereses económicos mutuos entre Europa y Rusia, la rusofobia se basa en el antisovietismo que todavía pervive en las mentes de muchos políticos europeos. Será necesaria una nueva generación de políticos pragmáticos europeos para que comprendan cuáles sus propios intereses nacionales. Los que vemos hoy son políticos que están actuando contra sus propios intereses nacionales. Esto se debe en gran medida al hecho de que Alemania, que es el motor del crecimiento europeo, sigue siendo un país ocupado. Las tropas estadounidenses siguen en Alemania y cada canciller alemán sigue ofreciendo aún un juramento de lealtad a los estadounidenses prometiendo seguir los pasos de su política. Esta generación de políticos europeos no ha logrado liberarse del yugo de la ocupación estadounidense.

Nazismo en auge

Aunque la Unión Soviética no existe ya, continúan maníacamente siguiendo a Washington en la expansión de la OTAN y en la captura de nuevos territorios que controlar, a pesar del hecho de que son ya “alérgicos” a los nuevos miembros del este de Europa de la UE. La UE está ya a punto de reventar, pero esto no les detiene de continuar su expansión agresiva por el territorio postsoviético. Confío en que la nueva generación sea más pragmática. Las últimas elecciones en el Parlamento Europeo mostraron que no todo el mundo se ha dejado engañar por toda esa propaganda proestadounidente y antirrusa y por el flujo constante de mentiras que están lanzando sobre los pueblos europeos.

Los partidos tradicionales europeos perdieron en las recientes elecciones al Parlamento. Cuanto más digamos la verdad mayor será la reacción, porque lo que está teniendo lugar en Ucrania es la reaparición del nazismo. Europa recuerda las señales del renacimiento del fascismo de las lecciones de la II Guerra Mundial. Tenemos que despertar esta memoria histórica para que vean en los nazis ucranianos, los que están en el poder ahora en Kiev, a los seguidores de Bandera, Shukhevych y otros colaboradores de los nazis. La ideología de las actuales autoridades ucranianas tiene sus raíces en la ideología de los cómplices de Hitler que dispararon contra los judíos en Babi Yar, quemaron ucranianos y bielorrusos y aniquilaron a todo el que pudieron sin distinción étnica. Ese nazismo está en alza hoy. Los europeos deben reconocer su propia muerte en esta terrible confrontación.

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